miércoles, 25 de marzo de 2015

Continua Acapulco, Zeferino

El inminente registro de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo como candidato del Partido Acción Nacional para la presidencia municipal de Acapulco persigue dos objetivos a) ganar y b) dividir.

Al inciso a no se le pueden agregar más argumentos.

Al proceso b presenta la primera incógnita ¿a quién va a dividir?

Dada su procedencia empresarial (en pequeño o micro), fraccionará a este gremio ya que fue uno de los sectores mejor beneficiados durante su sexenio como gobernador (2005-2011), por eso el odio y rencor despertado entre perredistas y en otros sectores más vulnerables, ya que sus expectativas de cambio no se vieron reflejadas.

A primera vista se puede leer que Zeferino dañará la postulación a gobernador de Walton precisamente porque también es empresario. Sin embargo, el destino es destruir la unidad del grupo financiero acapulqueño incrustado en el PRI.

El argumento es el siguiente: Durante el proceso de selección de candidato a gobernador en las filas del PRI casi todo se dirigía hacia Manuel Añorve Baños. 

Las encuestas así lo indicaban y la decisión de los hombres de la política priista nacional iban en esa dirección. El periódico El Universal daba como seguro a Añorve en la candidatura. ¿Qué pasó?

Ya tomada la decisión consultaron a los hombres de negocios de Acapulco y les comunicaron la determinación. Éstos dijeron que respetaban el acuerdo pero que no irían con Añorve. Los priistas aplazaron la última decisión.

Postularon a Héctor Astudillo Flores, su mejor carta.

Zeferino no hizo mal papel como presidente municipal y el gremio financiero no lo sataniza. En cambio, a Manuel Añorve…

Incluso algunos priistas insisten en que Añorve no es grato en la actual campaña.

A lo mejor y no gana Zeferino; pero su misión de dividir le puede traer muchos dolores de cabeza a los priistas guerrerenses.

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