lunes, 23 de marzo de 2015

Criba perredista Guerrero

En cualquier evento o proceso político lo que se pone a prueba es la lealtad de quienes han sido aliados. En este último concepto es necesario ubicar a los amigos o incluso familiares, esas personas a las cuales, se piensa, no deben ni pueden darle la espalda al candidato.

Se supone que por ser amigos y luego de haber compartido infinidad de todo tipo de experiencias (hasta indecibles) resulta increíble y hasta ilógico que sus cuates no apoyen a quien aspira a un espacio político. Los une la cofradía (en donde ellos se conocen sus oscuras debilidades).

En líneas anteriores apunté otro término más alejado de la intimidad en comparación con los amigos, me refiero al familiar; éste personaje no une por  “experiencias” sino por sangre y si los primeros, en el ámbito político, traicionan a pesar de sombrías pericias; los segundos son más frágiles porque surge, en un momento determinado, la envidia.

Los que se consideran incondicionales (amigos) se alejan o de plano rompen con el político, simple y sencillamente porque piensan que lo que les ha otorgado en un espacio administrativo jamás es corresponsable a sus “conocimientos” o a la añeja amistad. Se basan en la experiencia real de compartir poder.

Si los parientes enseñan celo; los cuates muestran rabia.

Con los consanguíneos se sana la diferencia con nuevos obsequios; pero con los que fueron fraternos, en el corto plazo resulta irreconciliable. Es un duro golpe al PRD y al Grupo Guerrero que Silvano Blanco de Aquino, ex presidente municipal de Zihuatanajo y prominente miembro de ese grupo haya declarado que realizará una alianza con Movimiento Ciudadano de Luis Walton.

El PRD de Guerrero, en el presente proceso electoral -me refiero a los miembros de la cúpula-, ha perdido familiares y hasta amigos. Y con ello escasas posibilidades de triunfo.

En política se habla de intereses, los cuales se reducen a que si los perredistas ven posibilidades de retener la gubernatura, pero con sus decisiones de irse con otro partido y candidato nos dicen que el PRD se ha sometido a una exagerada dieta: está adelgazando sin receta médica.

En realidad no es una criba perredista, ese método que significa una asepsia, sino una llana huida con la esperanza de conservar “algo” de sus de sus privilegios políticos.


Efectivamente los resultados del 7 de junio nos revelarán todas las percepciones.

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