martes, 16 de junio de 2015

Políticos;si o no

En este momento triunfal de las candidaturas independientes, cuyo emblema es Jaime Rodríguez, mejor conocido como El Bronco, por haber ganado la gubernatura de Nuevo León; volvamos a la discusión de ¿para qué sirve un político?

Y digo regresa el tema porque con el ánimo de las candidaturas ciudadanas se piensa que los políticos han pasado o comienzan a pasar a la historia.


El estigma siempre lo han llevado los políticos. Tabla rasa se dice que son ladrones. Pocos, muy pocos son cultos y no porque hayan ido a la escuela, sino sencillamente porque se han acercado a diversas literaturas.


Un sinónimo de político, para la gente común, es aquel que le gusta hablar y que se asocia con una persona que promete y no cumple.Y si presenta esos vicios, muchos se preguntan ¿para qué un político?


Pues resulta que se requiere de un políticos porque (se parte de la idea)  se ha preparado para encontrar formas de solución a diferentes conflictos.


Si una persona se dice que hace política y en su desempeño (cualquiera que sea) en lugar de ayudar, entorpece, seguramente no ha entendido el papel del político y perfectamente el de burócrata.


Así como se requiere de los servicios de un oficio (con mucho respeto) de un carpintero, herrero, etcétera, en ese mismo nivel se necesita de un político. Tal vez, algunos o muchos se han de sentir ofendidos por este trato; para ubicarlos en ese nivel les digo que el desempeño político no se aprende en una escuela, sino en el quehacer cotidiano. Tal y como se aprende cualquier oficio (prueba y error).


Es el trato con la gente y con mayor apremio en las negociaciones donde se aprende a hacer política, allí se encuentran los conflictos.


Así que un ciudadano podrá ser ducho en su profesión o en su trabajo; pero si no ha tenido experiencia administrativa o de diálogo con la gente es altamente probable que sea intolerante. Una de las características del político es ser complaciente.


La política no se aprende en los libros. Y el político, con su ejercicio, sabe que su función principal es evitar conflictos. Si los destraba y llega acuerdos (aunque sean pésimos) el objetivo es pacificar la situación.


Si soslaya el problema y logra la tranquilidad social es calificado de buen político. Si sólo llega al poder para enriquecerse, simplemente es un vulgar ladrón y con ese desempeño abre la posibilidad a candidaturas independientes. En ellos se encuentra el impedimento a esta nueva situación.

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