lunes, 29 de junio de 2015

Tixtla, Guerrero y Saúl Nava Astudillo

Tixtla es sinónimo de historia de Guerrero, cultura literaria; además emblema de protesta social (Ayotzinapa) y lugar originario de la Policía Comunitaria y recientemente insignia de boicot electoral.

Tixtla desde una visión política es signo de alternancia, lo que tampoco significa que haya avances, por lo menos, en servicios públicos.

En Tixtla nació quien sería presidente de México: Vicente Guerrero Saldaña. Guerrero ganó la elección por ser un personaje popular (aunque no hubo elecciones). Cuenta la historia que Manuel Gómez Pedraza fue designado por los Congresos locales y esa decisión provocó una asonada de líderes políticos. Antonio López de Santa Anna, de pésima memoria por haber vendido la mitad del territorio mexicano, fue uno de ellos.

Hago el apunte para que se observe el comportamiento contradictorio de nuestros héroes políticos.

En Tixtla también nació una de las expresiones literarias del México de principios del siglo XX: Ignacio Manuel Altamirano.

Cerca de Tixtla, se instauró una escuela Normal Rural: Ayotzinapa. Aquí estudiaron los guerrilleros Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.

En los últimos 20 años Tixtla fue cuna de la organización de la Policía Comunitaria con Gonzalo Molina, quien defiende el derecho que tienen los indígenas a ser respetados como seres humanos.

En la euforia de la transición política en 1999 gana la presidencia municipal de Tixtla el maestro y perredista Jorge Vargas Alcaraz. En procesos posteriores se consolida la alternancia entre PRI y PRD.

En 2015 gana las elecciones el priista Saúl Nava Astudillo. Tuvo el apoyo del actual presidente municipal perredista Gustavo Alcaraz. Así como apunté que Vicente Guerrero obtuvo el apeo de Santa Anna; ahora un perredista fue columna del triunfo de un priista. Subrayo lo caprichoso de la política.

Sin embargo, el éxito de Saúl Nava como ganador de la reciente contienda electoral se encuentra en entredicho porque supone la autoridad electoral que hubo boicot social. Según, asistió menos gente de la que estaba inscrita en el padrón electoral. Falta la confirmación.

Ante esos avatares, Astudillo Nava da muestras de entereza política. Y de acuerdo a la reciente historia política ya le deben la presidencia municipal de Tixtla. Hace tres años compitió y su propio compañero, Rubén Valenzo Cantor, lo traicionó. Hoy, insisto, es su turno en la presidencia municipal de Tixtla.

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