El gobierno federal se ha pronunciado por permitir el matrimonio y
la adopción de personas del mismo sexo. La iglesia católica lo rechaza, por sus
principios y valores.
La iglesia sostiene que el matrimonio debe ser por sexos opuestos
para preservar la especie humana. Con un matiz, la iglesia católica, permite la
unión. Por supuesto refuta la adopción.
El posicionamiento del gobierno estatal y federal es con el
propósito de encontrar nuevos sectores que voten por él. En concreto a favor
del PRI.
Este ensayo político tendrá
sus primeros resultados dentro de 15 días, aproximadamente (5 de junio), cuando
se lleven a cabo las elecciones intermedias donde se disputan 12 gubernaturas.
Aunque no se haya aprobado la ley, cuenta la intención de los
priistas.
La fuerza ideológica la tiene la iglesia; 8 de cada 10 mexicanos o
es católico o simpatiza con esta religión.
Así que el PRI, se puede decir, se encuentra en desventaja frente
a los católicos.
Sin embargo, el poder de la iglesia tendría que verse en las
calles protestando contra el matrimonio de personas del mismo sexo.
De hecho han convocado a sus feligreses y hasta entonces (jueves
26 de mayo) confirmaremos la fuerza política real de los sacerdotes.
Ha habido antecedentes de la capacidad de convocatoria de los
representantes de la iglesia católica para oponerse, por ejemplo, al legrado.
Los resultados, desde una visión política, resultaron desastrosos.
El lugar, centro de la protesta fueron las instalaciones del Congreso. Apenas y
llegaron medio centenar.
Y es que un asunto es “estoy de acuerdo y hasta me adhiero” y otro
diferente es “realizo una protesta o una movilización”.
El bíceps real de la política de los sacerdotes lo observaremos en
esta semana.
No sólo se trata de convencer o persuadir, sino de mover a miles
de ciudadanos.
El mexicano va a la iglesia, ni duda cabe; pero no sé si está
dispuesto a salir a las calles a parar el tráfico o por lo menos a señalar su
rechazo al matrimonio del mismo sexo.
La moneda se encuentra en el aire.
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