Dos son los principales desafíos para Evodio Velázquez,
alcalde de Acapulco.
a) Romper con atavismo de ser un político joven al frente de uno de los municipios más importantes del país.
b) Ser representante del PRD en donde ya fue gobierno, cuya herencia ha dejado en la conciencia acapulqueña con malos recuerdos de los dos últimos presidentes de este partido.
La diputada local por Morena, María de Jesús Martínez Cisneros, leyó en tribuna una modificación a las leyes locales para que los aspirantes a un puesto de elección popular tengan como mínimo 35 años de edad.
Entiendo que la preocupación se dirige hacia aquellas personas que, a su corta edad, llegan a ganar un espacio político, y que en su vida cotidiana han demostrado ser imberbes o poco juiciosos que gracias a las bondades de la democracia resultaron gananciosos.
No sé a qué partido o institución dirigió su intranquilidad por el simple hecho de ser joven. Por más que le doy vueltas al tema sólo encuentro un destinatario; el propio Morena, ya que en su afán democrático, que más bien fue de azar, dispuso un mecanismo para que “cualquiera” pudiera ser ganador de una diputación plurinominal.
El método que eligió Andrés Manuel López Obrador fue literalmente selección a la suerte. Careció de algunas características y de ninguna formación ya sea política o administrativa. Simplemente fue la eventualidad.
Para fortuna de los jóvenes, Martínez Cisneros es minoría en el Congreso local, por lo tanto espero, su iniciativa no sea tomada en cuenta porque, principalmente, va en contra de los derechos políticos y humanos de cualquier ciudadano. Además, no por ser joven es sinónimo de torpe.
Se conserva en la conciencia colectiva que la juventud es precipitada y con escaso juicio.
Evodio tendría que demostrar lo contrario en menos de seis
meses de gobierno.
En estos momentos ser identificado como miembro del PRD es sinónimo de deplorable gobierno. Tanto la imagen de Iguala como la del estado en su desempeño como gobierno pesan en el imaginario social. Si le agregamos los resultados de las dos últimas
administraciones de este partido en el puerto, tenemos que a
Evodio le corresponde vencer la triste evocación de Alberto López Rosas y de
Félix Salgado Macedonio.
El primero ejerció el poder con egolatría; y el segundo con sumo cuidado hedonista.
Desde una visión política Evodio ya envío el mensaje de que va a conformar una administración plural. Él se impuso otro reto: ser coordinador de diversos intereses políticos. Si logra que esas inclinaciones den frutos a favor de Acapulco de manera natural se enfila a otro estadio.
Resulta, entonces, que son tres los desafíos de Evodio al frente de la comuna de Acapulco.
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