martes, 13 de octubre de 2015

Inseguridad et al

Preguntarse y pensar, repasar la siguiente interrogante ¿de dónde viene la violencia?

O como se dice en la academia: estudiar la episteme de la zozobra en que vivimos.

Para el segundo postulado se requiere de la historia.

De acuerdo a la que nos narra Guillermo Valdés Castellanos en su Historia del Narcotráfico en México los chinos (de los primeros pobladores extranjeros en suelo nacional) fueron quienes importaron el opio, el cual florecía de manera natural, en el Himalaya, como si fuera maíz o trigo o arroz en otras tierras.

El opio es una planta que adormece, tranquiliza. Hay quienes dicen que embrutece y conduce o motiva a la violencia.

Por curiosidad o por error, vaya usted a saber, esas semillas dieron origen a la marihuana. Otros autores sostienen que a la amapola.

Los territorios mexicanos donde “pegaron”  esas pepitas son Sinaloa, Sonora y Guerrero.

El negocio comenta Valdés no se encuentra entre  quienes la siembran y/o cosechan, sino en la venta.

México es atractivo porque tiene como vecino a una población consumidora de enervantes. Se justifica ese hábito por su desesperación al trabajo y por ende a las ganancias.

En este estatus no cualquier individuo las puede adquirir. Sólo la clase pudiente, especifica el autor, que así sucedió en México. Era hasta snob en las familias de abolengo.

Pasó del mero ocio y disfrute personal a ser una industria. Junto a ello la riqueza económica.

El pleito es por la enorme cantidad de dinero que se obtiene de la comercialización.

Lo complejo, para combatirlos, es que los grupos conocidos como cárteles se han fragmentado. En algunos casos, ya acostumbrados a ese nivel de costos, se emplearon para otro tipo de delitos con el objetivo de conservar ese grado de disfrute.

Aquí viene el et al (otros)

El estado, por ejemplo, no ha respondido con la creación de empleos.

La iglesia con sus prácticas de pederastia y ausencia de celibato. Abandono de lo que predica en general.

Ahora, hasta la organización del deporte más practicado y visto como es el futbol, se ha destapado la cloaca de la corrupción.

La sociedad tiene parte de responsabilidad por desorganizada y su escaso interés por informarse de diferentes fuentes.

De alguna manera como individuos o como sociedad somos corresponsables de la inseguridad. Incluso por omisión o por ignorancia.


La solución, a largo plazo, es la conducta individual (valores) y que ésta sea evaluada por los descendientes. Ellos, con su comportamiento, nos reflejarán si les dimos buen ejemplo o sólo fuimos excelentes farsantes.

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