miércoles, 15 de julio de 2015

Participación ciudadana, Tixtla Guerrero

El gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, lanzó la propuesta para que los normalistas de Ayotzinapa se organicen y participen en las próximas elecciones extraordinarias.

A los políticos tradicionales les parecerá un despropósito la iniciativa y más una locuacidad a quienes simpatizan con ellos y son de la idea de continuar boicoteando las elecciones. Ya ni se diga de los que se inclinan por el abstencionismo.


Para los tres grupos anteriores una posible discusión de participar en elecciones sería algo así como una traición.


Sin embargo, habría que detenerse para analizar la sugerencia.


Primera premisa: En un proceso electoral se busca el poder.


Los estudiantes y algunos sectores de Tixtla se manifiestan en contra de quienes se encuentran en el poder porque son corruptos y no distribuyen la riqueza del municipio.


En el escenario de que estos sectores conquistaran la presidencia municipal, y consecuentes con su ideología, disminuiría la pobreza del lugar.


Segunda premisa: Lograron en el proceso electoral del 7 de junio que casi la mitad de las casillas no se instalaran. Eso habla de una capacidad de convocatoria y de organización.


La prueba de fuego sería, si se convencieran, ganar la presidencia municipal de Tixtla.


De ninguna manera estoy en contra de las manifestaciones o mítines, porque son protestas para que las personas del poder corrijan sus decisiones. Pero al mismo tiempo este tipo de expresiones son coyunturales y no se plantean la toma del poder.


Tercera premisa: En este ambiente de descrédito hacia los políticos y los partidos se percibe un ánimo social dirigido a votar por alguien que se identifique con la sociedad. Y allí están los estudiantes de Ayotzinapa o alguien a quien ellos apoyen.


Me parece que todo radica en pensar en ganar el poder para que haya cambios.


Ahí está la idea; sólo falta que se aviven estos sectores para que nos demuestren que sí se puede triunfar y luego ofrecer un cambio.


Esos sectores sociales tixtlecos tienen la palabra.

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