martes, 22 de septiembre de 2015

Septiembre de nubarrones

A cuatro o cinco días del recuerdo, de la pesadilla (sin despertar) de los acontecimientos del 26 y 27 de septiembre, donde se encuentran desaparecidos 42 ó 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en Tixtla.

La desazón no se reduce al dolor de los padres, sino también lo sufre la sociedad porque se refuerza la idea de que estamos frente a la impunidad por parte de los políticos profesionales.


Un nuevo dato nos lo proporcionó el grupo de expertos: un quinto autobús y de él se ha descubierto otra relación del poder político con ese conjunto. Surge la inquietud ¿quién tiene más poder?


El poder político se desenvuelve bajo reglas; los otros utilizan otros métodos y sus intereses. En medio de ellos nos encontramos, como sociedad, en la zozobra.


Al año la reminiscencia sigue ahí. Y aunque nos disgusten las “formas” de protesta no existe otra manera de censura. De hacer presente la denuncia.


Sí a la crítica, a la manifestación, a la protesta; no comparto acciones fuera de la ley como incendiar edificios o robar equipo de trabajo y/o romper vidrios. 

Como sucedió en el CCH Vallejo donde destruyeron equipo de la cabina de Radio o en las instalaciones de la Fiscalía en Guerrero.

En estos días ya no solamente reprueban al gobierno los normalistas, se juntaron los de la tercera edad, los trabajadores gubernamentales. También se hacen presente empleados del ayuntamiento y hasta los del poder Legislativo. 


Los administrativos del palacio de gobierno de Guerrero consiguieron que el gobernador electo se comprometa a gestionar el bono sexenal. Hubo presión, pero no dañaron a terceros.

Ayer, la ciudad de Chilpancingo fue un caos.


Septiembre es el penúltimo mes del actual gobernador y como todo poder que fenece se encuentra debilitado. Muchos, sino es que la mayoría ya dirige sus peticiones al gobernador electo, cuyo resultado (como ya apunté) fue positivo.


Por otro lado, septiembre del 85 nos recuerda aquel sismo. Y en Guerrero los fenómenos naturales de Ingrid y Manuel.


Si consideramos las respuestas del gobierno a consecuencia del suceso Iguala Ayotzinapa y la de los huracanes, irremediablemente encontramos protección y no precisamente dirigida a la sociedad; abuso, desinterés y objeciones.


Ni modo, queda el recurso de la manifestación, del cierre de edificios. Es, a través de ese tipo de movilizaciones como se ejerce un contrapeso político.


Esperemos y no llegue el uso abusivo de la fuerza pública.

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