miércoles, 30 de septiembre de 2015

Adiós López Dóriga, adiós

Víctor Gordoa, uno de los mejores imagenólogos (estudioso de la imagen pública), cuando trabajó como comentarista para la ya creada Televisa narra que en cierta ocasión se le acercó Emilio Azcárraga Milmo –conocido como El Tigre- y en tono molesto le dijo: el que no sale en la televisión es una persona que pasa desapercibida.

Gordoa era conocido porque aparecía indefectiblemente al lado de la señora Talina Fernández. Ella muy guapa y de un verbo simplemente encantador.


La frase se la dirigió el dueño de Televisa porque Gordoa ya no encontraba divertida la emisión matutina de la programación. Él decía: Es que somos reiterativos; no hay nada nuevo que hacer.


Al mismo tiempo la expresión fue un desafío para Gordoa porque se planteó una alternativa fuera de ese medio de comunicación con el propósito de preservar su personalidad.


Azcárraga en cierta manera tenía razón. Porque muchos de los lectores se han de preguntar quién es Víctor Gordoa y apuesto a que muchos lo recordarán por asociación a la señora Talina Fernández y, otros (otra vez apuesto), muy pocos, por cierto, lo conocen porque creó la primera facultad sobre el estudio de la imagen pública. Y actualmente escribe una columna en el periódico Excélsior donde nos ofrece su punto de vista precisamente sobre su especialidad.


La referencia viene a cuento porque con el reciente fallecimiento de Jacobo Zabludovsky se hizo un memorándum de quién fue este personaje, principalmente en su desempeño en la televisión. Pocos lo leyeron en sus escritos en revistas o menos lo atendieron en sus columnas en El Universal.


Como sentenció Azcárraga: Jacobo ya no estaba en la televisión y por lo tanto no existía para millones de mexicanos; sólo los adultos mayores lo evocaron. Unos como manipulador y otros por su profesión periodística.
Y al parecer es lo que va a suceder con Joaquín López Dóriga; tal y como sucedió con Guillermo Ortega Ruiz (¿quién se acuerda?) un periodista que llegó en lugar de Zabludovsky, allá por 1989.


López Dóriga se va del noticiero estelar de Televisa porque su esposa intentó defraudar a una de las familias de apellido Arambuzábala, la cual representa poder económico en este país.


El desprestigio de López Dóriga se coló a través de las redes sociales. Y el olvidó vendrá cuando ya no aparezca en la pantalla de la televisión.


La televisión, nos indica Sartori, y más la pública tiene demasiada influencia en el auditorio mexicano. En promedio le ofrece cuatro horas diarias, misma cantidad que le dedica a la escuela.


Se habla que el lugar de López Dóriga lo ocupe Ciro Gómez Leyva, quien es originario de Chilpancingo.

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